Wilfrido Miranda Aburto, un periodista nicaragüense exiliado en Costa Rica luego de recibir amenazas de muerte por parte el gobierno de Daniel Ortega en 2018, alertó que los patrones de hostigamiento a la prensa que se ven en su país y Cuba se están repitiendo en Venezuela por parte del chavismo.
Miranda Aburto actualmente colabora con el diario El País. Comentó que lo acusaron de ser un «terrorista mediático», «enemigo de la patria» y «golpista». Todo por publicar reportajes donde documentaba lo crímenes de lesa humanidad de Ortega y su esposa Rosario Murillo en las protestas de 2018. En esas manifestaciones hubo más de 300 fallecidos.
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Describe que las características de persecución contra la prensa van desde restricción en el acceso a información y fuentes oficiales hasta la criminalización de oficio. También amenazas y hostigamiento hacia los reporteros y sus familiares, confiscación de bienes, detenciones arbitrarias, imputaciones por «traición a la patria», despojo de nacionalidad y amenazas de muerte. Ese mismo panorama -añade- se presenta en Cuba.
Además sugiere que algunos de estos hechos no son ajenos en Venezuela. De hecho, el Instituto Venezolano de Prensa y Sociedad (IPYS) documentó 79 vulneraciones a la libertad de prensa entre el 29 de julio y el 4 de agosto. De esta forma, se perjudicó a 44 reporteros, algunos de ellos incluso abandonando sus hogares y resguardándose en otro punto.
Asimismo, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) documentó hasta el 8 de agosto que cinco periodistas y reporteros han sido imputados por terrorismo.
LO QUE VALORA EN VENEZUELA
No obstante, a pesar de que insiste que en Venezuela se manifiestan varios de estos patrones, valora que aún haya medios independientes. También que periodistas se mantengan aún en el país, reseñó Cronica Uno.
En Nicaragua, en contraste, ya no hay medios impresos ni reporteros que ejerzan. «Somos unos 200 periodistas desterrados. Todos han tenido que irse para reportear desde España, Costa Rica o Estados Unidos», añade.
Miranda Aburto además reflexiona: «En medio de esta escalada represiva tenemos el reto de contar y documentar estos patrones y violaciones de los derechos humanos haciendo un periodismo de calidad, pero sin poner en riesgo nuestra seguridad y la de nuestras familias».