Madres de adolescentes detenidos tras las protestas postelectorales del 28 de julio siguen clamando por la liberación de sus hijos, quienes han pasado por condiciones inenarrables al punto de tenerlos en una celda llamada «La Llorona en el Inframundo», según el relato de sus progenitoras.
En conversación con la cadena France 24, estas mujeres describieron lo que les toca vivir a sus hijos. Theany, madre de Miguel, dice que la desesperación «se apodera» del joven tras más de 65 días en prisión. En vista de ello, llama al juez del caso a que se ponga «la mano en el corazón».
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«De verdad, piensen en el daño tan grande que le hacen a personas inocentes. Lo que agarraron fue a gente pobre que no tiene cómo defenderse. Mi hijo ni tiene redes sociales, porque yo no tengo plata para comprarle un celular. Lo que están haciendo es injusto», comentó.
A sus 16 años, a Miguel lo han acusado de «instigación al odio», «resistencia a la autoridad», «obstrucción a la vía pública» y «terrorismo». De ser hallado culpable por ese último delito, podría recibir 10 años de cárcel, a pesar de que, dice su madre, no participó en las protestas. «Me dice que se quiere morir, que él ya no quiere seguir allí, que está cansado», comentó entre lágrimas.
DETENIDO EL 2 DE AGOSTO
A Miguel lo detuvieron el 2 de agosto mientras comía una chuchería en la esquina de la casa de su abuela. Lo tuvieron en dos prisiones hasta que por fin lo trasladaron a una tercera sede policial al este de Caracas, donde su madre alcanzó a verlo.
«Mi hijo lo que hacía era llorar y pedirme perdón. ‘¿Pero por qué lloras?, ¿qué pasó?, ¿qué hiciste?’, le preguntaba. Él solo me decía que no sabía qué pasaba», cuenta Theany. «Me sacaron y no lo vi más», narró.
48 horas después pudo verlo de nuevo, pero tuvo que pagar 5 dólares «por derecho a visita». «Mi hijo olía a orines con excremento, con basura, con todo. Los tenían en una celda que llaman La Llorona en el Inframundo. Allí las paredes sudan, emanan todo el olor de arriba de otras celdas y esos niños se estaban asfixiando», detalló.
Theany cuenta que además lo golpearon para grabar un video donde acusa a María Corina Machado de pagarle 30 dólares para quemar un módulo policial.
«Mamá, grabé solo una parte, pero como yo no quería decir que me habían pagado, me caían a golpes», apuntó. Su madre cuenta además que le dijo que recibía descargas eléctricas. «Mi hijo me dijo que tenían como una tarjeta conectada a algo, que lo mandaban a que la halen y ellos lo electrocutaban».
Luego, el 6 de octubre, a Miguel y otros siete menores los trasladaron a un penal al oeste de Caracas. Dice la madre que allí le mejoraron las condiciones y el trato. Sin embargo, expresa preocupación por su salud. «Lo veo cada día más flaco. Él me dice que le dan sus tres comidas, pero no es lo mismo que comer en su casa. La directora del penal hace lo que puede», sumó.
De acuerdo al Foro Penal, hasta ahora hay 70 menores de edad de entre 14 y 17 años detenidos. De esa cantidad, 19 pasaron a juicio y podrían recibir 10 años de cárcel.
OPERACIÓN TUN TUN
Pero la denuncia de Theany no es la única. Nérida cuenta que a las puertas de su casa llegó la ‘Operación tun tun’. Sin mayores explicaciones, se llevaron a su hijo Ángel Moisés de 16 años.
Días antes, la madre denunció que cerca de su casa apareció una moto robada; pero no pensó que pasaría a ser denunciada. La razón es que se le acusó a su hijo del robo de la misma.
«Yo a mi hijo lo pude ver después de casi 15 o 20 días. En los primeros retenes donde lo tenían nunca lo pude ver. Había que pagar para la visita y yo no contaba con ese dinero», narró.
Cuenta que sabía de Ángel por el padre de otro de los aprehendidos, dado que su hijo le hacía llegar información. «En Zona 7 (un lugar de reclusión) le estaba dando sarna, porque lo tenían en una celda que se llama El Inframundo donde las paredes sudan. A él se lo llevaron con un mono y un short de mi casa un miércoles y el lunes seguía con la misma ropa», acotó.
Como el resto de adolescentes, a Ángel lo llevaron a un retén de menores al oeste de la capital, donde finalmente su madre pudo verlo.