Vivir en Nueva York (EEUU), una de las ciudades más icónicas del mundo, es un sueño para muchos, pero también un desafío financiero significativo.
Según un estudio reciente de SmartAsset, el costo de vida en la Gran Manzana requiere un ingreso anual de 136.656 dólares ($11,388 al mes) para un adulto soltero que desee mantener un estilo de vida cómodo y equilibrado.
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Este cálculo incluye gastos esenciales como vivienda, transporte, alimentación y servicios públicos, además de un margen para ahorros y actividades recreativas.
Para una familia de cuatro personas, el ingreso necesario asciende a 306.093 ($25.507.75 al mes) dólares al año, lo que refleja la presión económica que enfrentan los hogares en esta metrópoli.
El análisis se basa en la regla presupuestaria del 50/30/20, que sugiere destinar el 50 % de los ingresos a necesidades básicas, el 30 % a gastos discrecionales y el 20 % a ahorros o metas financieras a largo plazo.
Sin embargo, en Nueva York, los costos de vivienda representan un desafío particular, ya que el alquiler promedio en Manhattan puede superar los 3.800 dólares mensuales.
Este gasto, combinado con otros costos elevados, como el transporte y la alimentación, hace que muchos residentes enfrenten dificultades para cumplir con esta regla presupuestaria.
A pesar de los altos costos, Nueva York sigue siendo un imán para quienes buscan oportunidades laborales y culturales. La ciudad ofrece una amplia gama de empleos bien remunerados, especialmente en sectores como finanzas, tecnología y entretenimiento.
Sin embargo, el ingreso promedio de los hogares en Nueva York, que ronda los 76.577 dólares anuales, está muy por debajo del salario recomendado para vivir cómodamente, lo que evidencia una brecha significativa entre los ingresos y el costo de vida.
Para quienes desean establecerse en Nueva York, es crucial planificar cuidadosamente sus finanzas y explorar opciones más asequibles, como vivir en los distritos exteriores o compartir vivienda.
Además, algunos empleadores ofrecen beneficios como subsidios de transporte o cobertura médica, lo que puede aliviar parte de la carga financiera. Sin embargo, estas medidas no siempre son suficientes para cerrar la brecha entre los ingresos y costos.