Trump ordenó «redoblar detenciones de extranjeros ilegales» en estas ciudades de EEUU

Luis Alfredo Ledezma
3 Min de Lectura
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El presidente de EEUU, Donald Trump, ordenó una nueva fase de operativos migratorios en Los Ángeles, Chicago y Nueva York, con el objetivo de ejecutar lo que él mismo ha calificado como “el mayor programa de deportaciones en la historia”. 

En una publicación en su red social, Truth, Trump enfatizó a los funcionarios de inmigración que hagan “todo lo posible” para cumplir su objetivo de llevar a cabo “el mayor programa de deportación masiva de la historia”. 

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Para ello, el republicano insistió en que los agentes deben «redoblar» sus esfuerzos en ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Chicago, donde residen “millones y millones de extranjeros ilegales”. 

Según fuentes oficiales, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) ha recibido instrucciones de realizar hasta 3.000 arrestos diarios, una cifra que quintuplica el promedio registrado en los primeros meses del mandato.  

La estrategia se centra en áreas urbanas con alta presencia de migrantes, lo que ha sido interpretado por críticos como un intento de reforzar la base electoral conservadora de Trump de cara a futuras elecciones. 

A pesar de la agresiva ofensiva migratoria, la administración ha decidido excluir sectores clave de la economía, como granjas, hoteles y restaurantes, de las redadas, con el fin de evitar un impacto negativo en la producción agrícola y el turismo.  

Sin embargo, líderes locales del Partido Demócrata han expresado su rechazo a la medida y prometido brindar apoyo legal a los migrantes afectados, negándose a colaborar con las agencias federales. 

El arquitecto detrás de esta estrategia es Stephen Miller, asesor principal de Trump y figura clave en la política migratoria del presidente. Bajo su influencia, la administración endureció su discurso y, sobre todo, las acciones, justificando las deportaciones masivas como una necesidad para la seguridad nacional.  

Mientras tanto, las protestas continúan, y el país se enfrenta a un nuevo capítulo en el debate sobre inmigración. 

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