El gobernador de Florida (EEUU), Ron DeSantis, propuso la construcción de un segundo centro de detención de inmigrantes, esta vez en Camp Blanding, una base de entrenamiento de la Guardia Nacional de ese estado al suroeste de Jacksonville.
De acuerdo con medios locales, esta iniciativa se suma al ya polémico proyecto conocido como “Alligator Alcatraz”, ubicado en una pista de aterrizaje abandonada en los Everglades, y refuerza la postura del estado como aliado clave en la estrategia federal para duplicar la capacidad de detención migratoria en EEUU.
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“Alligator Alcatraz”, apodo que evoca tanto la prisión de máxima seguridad como los caimanes que habitan los humedales de Florida, ha generado fuertes críticas por parte de ambientalistas y defensores de derechos humanos.
El centro, diseñado como instalación temporal con tiendas de campaña y remolques, estará rodeado de pantanos infestados de fauna salvaje, lo que según DeSantis, disuadiría cualquier intento de fuga.
Sin embargo, sus detractores lo consideran un símbolo de deshumanización y una amenaza ecológica para uno de los ecosistemas más frágiles del país.
EL SEGUNDO CENTRO PARA MIGRANTES
El nuevo centro en Camp Blanding busca ampliar la capacidad estatal con otras 5.000 camas, aliviando la presión sobre cárceles locales y federales.
DeSantis defendió la medida como una forma de “multiplicar la fuerza” del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) y del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, en inglés), en línea con las políticas migratorias del presidente de EEUU, Donald Trump.
La inversión total en ambos centros podría superar los 450 millones de dólares anuales, con un costo estimado de 245 dólares por cama al día.
“Creo que la capacidad adicional ayudará a la misión nacional en general. También aliviará algunas cargas” de los organismos estatales y locales de aplicación de la ley, insistió DeSantis.
