La sífilis, una infección de transmisión sexual, alcanzó niveles alarmantes en EEUU, los más altos desde la década de 1950.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en 2022 se reportaron más de 200.000 casos de sífilis, una cifra que no se veía justamente desde hace más de 70 años.
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Esta situación generó preocupación entre los expertos en salud pública, quienes señalan que la falta de financiamiento en programas de prevención y las dificultades en el diagnóstico han contribuido a este resurgimiento.
La sífilis es conocida como la “gran imitadora”. Esto, debido a la variedad de síntomas que puede presentar, lo que complica su detección temprana.
Muchas personas infectadas no muestran síntomas evidentes, y cuando lo hacen, estos pueden ser confundidos con otras enfermedades. Esta situación se agrava en poblaciones vulnerables que no tienen acceso a atención médica regular, lo que permite que la infección se propague sin control.
“Hay mucha gente que acude a consultas privadas, a urgencias de hospitales o a centros sin cita previa, y esos médicos no piensan necesariamente en la sífilis, no obtienen necesariamente un historial sexual”, dijo, según lo citado por NBC News, Kenneth Mayer, médico especialista en enfermedades infecciosas y director de investigación médica del Instituto Fenway de Boston.
Los expertos están desarrollando estrategias innovadoras para combatir los contagios. Entre las medidas propuestas se encuentra la autorización de pruebas caseras para detectar la sífilis, lo que facilitaría el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno.
Además, se están promoviendo campañas de concienciación sobre la importancia de realizarse pruebas de ITS y de utilizar métodos de protección durante las relaciones sexuales.