Un feroz incendio forestal, bautizado como Dragon Bravo, ha causado estragos en el Parque Nacional del Gran Cañón (EEUU), destruyendo más de 80 estructuras, entre ellas el emblemático Grand Canyon Lodge, declarado monumento histórico en 1987.
De acuerdo con agencias informativas como AP, el siniestro, que comenzó el 4 de julio tras la caída de un rayo, se intensificó durante el fin de semana debido a fuertes vientos. Los mismos alcanzaron ráfagas de hasta 64 km/h.
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Esta histórica cabaña, reconstruida en los años 1930, era el único alojamiento disponible en el Borde Norte del parque. Se trata de una una zona menos transitada pero de gran valor cultural y turístico.
En tanto, las autoridades han evacuado a más de 500 personas, incluyendo turistas y personal del parque, mientras los bomberos luchan por contener las llamas por aire y tierra.
Además del Grand Canyon Lodge, el fuego consumió una planta de tratamiento de agua y otras instalaciones clave. La situación, de hecho, obligó al cierre del Borde Norte por el resto de la temporada.
A pesar de la magnitud del desastre, no se han reportado víctimas, lo que ha sido considerado un logro por los equipos de emergencia.

INCENDIOS Y LA GOBERNADORA DE ARIZONA
La gobernadora de Arizona, Katie Hobbs, ha exigido una investigación independiente sobre la gestión del incendio por parte del gobierno federal.
Según Hobbs, el incendio fue tratado inicialmente como una quema controlada. Una decisión que ha generado fuertes críticas debido a las condiciones extremas de calor y sequía en la región.
La mandataria expresó su preocupación por la falta de supervisión y pidió respuestas sobre cómo se permitió que el fuego devastara una de las joyas naturales más importantes del país.
«Los arizonenses merecen respuestas por cómo se permitió a este incendio destruir el Parque Nacional del Gran Cañón», escribió el domingo en X.

«El gobierno federal eligió manejar este incendio como una quema controlada durante la parte más seca y caliente del verano de Arizona», agregó.
Este desastre ocurre en un contexto preocupante. Esto, porque Estados Unidos enfrenta una temporada de incendios forestales más intensa de lo habitual, con más de 37.000 siniestros reportados en lo que va del año.
El Gran Cañón, visitado por más de 4,5 millones de personas al año, representa no solo un tesoro natural, sino también un símbolo del patrimonio estadounidense.
La pérdida del Grand Canyon Lodge no solo representa un golpe a la infraestructura turística, sino también a la memoria colectiva de generaciones que han visitado este lugar icónico.
