Lo que debía ser una simple revisión médica se convirtió en el asesinato de un policía en Murphy, Carolina del Norte (EEUU).
De acuerdo con lo reseñado por medios locales, el hecho se registró cuando un recluso identificado como Kelvin Simons fue trasladado desde la penitenciaría del condado de Cherokee a un hospital por una molestia en la pierna.
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Sin embargo, de un momento a otro, se desató el caos cuando el recluso arrebató el arma a un policía que lo escoltaba.
En cuestión de segundos, el oficial Francisco Flattes fue mortalmente herido, mientras que su compañero George Feirnauer resultó lesionado durante el forcejeo.
Lo que se reportó, es que Simons, quien ya tenía antecedentes por intento de fuga en 2024, aprovechó un descuido en el centro médico para iniciar el ataque.
Tras disparar, huyó del lugar robando el vehículo de un civil que se encontraba en la clínica. La persecución terminó en el condado de Macon, donde fue recapturado y trasladado nuevamente a un hospital, alegando otra vez dolor en la pierna.
Como era de esperarse, la comunidad policial quedó devastada. De hecho, el sheriff del condado, Dustin Smith, visiblemente afectado, declaró que este fue “uno de los peores días” de su carrera.
Flattes, quien llevaba cuatro años en la fuerza, trabajaba junto a su esposa y yerno en la misma oficina del sheriff, lo que intensificó el dolor de la pérdida para su familia y colegas.
El gobernador de Carolina del Norte, Josh Stein, ordenó que todas las banderas ondearan a media asta en honor al oficial caído.
“Me entristeció profundamente enterarme del trágico asesinato de Francisco Paul Flattes. Nuestros agentes del orden público se esfuerzan al máximo para garantizar nuestra seguridad. Hoy, trágicamente, el agente de detención Flattes pagó el precio más alto”, publicó Stein en sus redes sociales.
Mientras tanto, se ha iniciado una investigación interna para revisar los protocolos de seguridad en traslados médicos, especialmente en casos de reclusos con historial de violencia o intentos de fuga.
