Una reciente encuesta realizada por el Pew Research Center ha revelado que el 42 % de los migrantes adultos latinos en EEUU temen ser deportados, ya sea ellos mismos o personas cercanas.
Este dato refleja una preocupación significativamente mayor en los migrantes en comparación con la población general, donde solo el 19 % expresó el mismo miedo.
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Este temor se ha intensificado en los últimos años debido a las políticas migratorias más estrictas y los operativos de deportación que han generado incertidumbre en las comunidades latinas. Pero se agudizó a partir de enero desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
El estudio también destaca que, el 30 % de los migrantes, teme tener que demostrar su estatus migratorio en situaciones cotidianas.
Este tipo de preocupaciones ha llevado a cambios en las rutinas diarias de algunos latinos. Específicamente, en llevar consigo documentos migratorios en todo momento o evitar servicios públicos por miedo a ser interrogados.
Estas alteraciones reflejan el impacto psicológico y social de las políticas migratorias en la vida diaria de los migrantes.
A pesar de la división en la opinión pública sobre las deportaciones, hay consenso en ciertos aspectos. Por ejemplo, el 97 % de los encuestados apoya la deportación de personas sin papeles que hayan cometido delitos violentos.
Sin embargo, el respaldo disminuye cuando se trata de delitos no violentos o de migrantes con arraigo familiar, como padres de niños estadounidenses o cónyuges de ciudadanos.
DEPORTACIONES DE MIGRANTES Y LOS ESTADOUNIDENSES
En concreto, un 52 % de estadounidenses considera que en algunos casos es válido que sean deportados. Mientras que el otro 44 % apoyan en expulsar a todos los migrantes que llegaron en los últimos cuatro años a EEUU, y sólo un 16% se opone por completo.
Esto muestra una postura más matizada en la sociedad respecto a quiénes deberían ser deportados.
Las redadas en lugares sensibles, como escuelas, hospitales y lugares de culto, también son ampliamente rechazadas. Exactamente, con un 65 % por la población estadounidense.
Este rechazo refleja una preocupación por los métodos utilizados en los operativos migratorios y por el impacto que tienen en las comunidades vulnerables. Sin embargo, las detenciones en otros contextos, como protestas y domicilios, cuentan con mayor apoyo.
Un 66 % de los estadounidenses está de acuerdo en que estas detenciones se realicen en protestas, manifestaciones, así como el 63 % de las viviendas y el 54 % en sus centros de trabajo.