Una mujer en Reino Unido realizó un bonito y desinteresado gesto al recoger en la calle lo que creyó era un «erizo bebé», al cual cuidó y alimentó durante la noche antes de llevarlo al veterinario al día siguiente y descubrir que solo era una bolita de un gorro de invierno.
La Reserva Natural y Hospital de Vida Silvestre de Lower Moss, ubicada en Cheshire, Inglaterra, compartió a través de sus redes sociales el divertido e inusual caso, que sucedió hace un par de días.
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La mujer encontró al aparente animal en la acera de una calle solitaria, inmóvil y al parecer recogido en forma de bola. Por lo que no dudo en recogerlo y brindarle auxilio, según reseñó el medio británico The Sun.
“Ella no lo tocó en absoluto: lo metió en una caja con algo de comida para gatos y lo dejó solo en un lugar cálido y oscuro. Hizo todo muy bien. Apenas le echó un vistazo porque no quería estresarlo”, dijo al medio la veterinaria Janet Kotze, quien estaba de turno en ese momento.
LA VETERINARIA TAMBIÉN FUE SORPRENDIDA POR EL HALLAZGO
La mujer cuidó al “erizo bebé” durante toda la noche; sin embargo, a la mañana siguiente, cuando notó que no se había movido, lo llevó rápidamente al Hospital Lower Moss. La veterinaria Janet Kotze abrió la caja con cuidado y se llevó una gran sorpresa al encontrar una bolita de un gorro de invierno en lugar de un erizo.
“Abrí la caja y no podía creer lo que estaba viendo. Para nosotros era bastante obvio, definitivamente no es un erizo, tal vez sea algún otro tipo de criatura peluda. Me di cuenta de que no estaba animado en absoluto, lo recogí y obviamente con el peso pude sentir que no era un erizo ni ningún animal. También pude ver que ella estaba muy avergonzada. No lo hizo con intención. Realmente se equivocó”, recordó Kotze.
El hospital de vida silvestre escribió sobre el intento de rescate en Facebook: “Nuestros corazones se derritieron cuando un alma bondadosa pensó que estaba rescatando a un erizo bebé, ¡solo para descubrir que era un pompón esponjoso de un gorro con pompón! Recuerde, la amabilidad no tiene límites, ¡incluso cuando se trata de un amigo peludo falso!”.