Un estudio de la Universidad de Porto, en Portugal, reveló que hay una clara relación entre los ejercicios y un buen funcionamiento del sistema digestivo, a la vez que protege la microbiota, la comunidad de microorganismos que vive en nuestro cuerpo.
La investigación explicó que los ejercicios de baja o moderada intensidad, como caminar, andar en bicicleta o hasta hacer yoga, están vinculados con una mejor digestión. Incluso, ayudan a prevenir el estreñimiento.
Según expuso la revista Frontiers in Sports and Active Living, los ejercicios estimulan la microbiota y fortalecen la barrera intestinal. Se trata de dos aspectos críticos para tener una digestión saludable y evitar molestias.
En caso contrario, hacer ejercicios extenuantes o sin una planificación clara, podrían generar problemas en la digestión. Más allá de molestias, náuseas o acidez, hay una posibilidad de daños intestinales severos.
EJERCICIOS DESPUÉS DE COMER
La investigación también descubrió que hacer ejercicio después de comer es de gran ayuda. Esto se debe a que el proceso digestivo comienza incluso antes de ingerir los alimentos, puesto que el cerebro activa la producción de saliva y las enzimas digestivas.
Cuando se hacen ejercicios, como caminatas cortas, el cuerpo orienta el flujo de sangre hacia los órganos digestivos, lo que facilita la absorción de nutrientes. Esta práctica es muy eficiente en aquellos con tránsito lento de los alimentos.
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Por otra parte, Florence-Damilola Odufalu, gastroenteróloga de la Universidad del Sur de California, apuntó que los ejercicios tienen un impacto positivo en la microbiota, dado que se libera óxido nítrico y se relaja la musculatura intestinal.
Así pues, la ciencia comprobó que los ejercicios leves o moderados son un gran aliado para el tránsito intestinal y la diversidad de la microbiota. Mantenerse activo siempre acarrea beneficios para la salud.