Vivir desde el desapego: ¡Tarea difícil pero gratificante!

Caraota Digital
Por Caraota Digital 7 Min de Lectura
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Por María Laura García

Accionar desde el corazón, con pasión, haciendo lo mejor para llegar a una meta deseada, pero al mismo tiempo, sin apegarse o aferrarse al resultado es la mejor manera de vivir el día a día, porque seguramente lo haremos con más paz, gozo y gratitud. Llegar a este nivel de crecimiento espiritual no es sencillo, pero debemos empeñarnos en vivir la vida desde esa intención para poder conocer el disfrute consciente del momento, bajándole a la anticipación y la insatisfacción que tanto mal nos hace.

¿Cómo alcanzar el desapego a resultados?

Considero a estas alturas de la vida que, si honestamente no aprendemos a accionar sin tener el foco puesto únicamente en los resultados y expectativas jamás podremos valorar o apreciar las bellezas del trayecto que nos llevan a eso que deseamos. Y aunque es muy fácil decirlo y escribirlo, pues es bastante complicado lograrlo, sobre todo cuando deseamos algo de todo corazón y trabajamos duro para lograrlo. Pero la vida no es perfecta, no siempre obtendremos lo que queremos por más que hagamos TODO, incluso muy bien, por eso la felicidad o la alegría debemos encontrarla en lo cotidiano del camino y no en la meta como tal, más en la satisfacción en que a diario damos y hacemos lo mejor que podemos, siendo personas de bien.

¡No vivas desde el ego! ¡Ese es el gran enemigo a vencer!

El ego se alimenta de un montón de creencias que asumimos como ciertas, y que la mayoría de las veces nos limitan y condicionan; porque generalmente éste nos hace armarnos una idea del cómo deberían ser las cosas en función además de lo que creemos merecer; y dicho ego es poco tolerante ante los imprevistos.

Para los budistas, del ego y el apego surgen el sufrimiento y el miedo, por tanto, la gran evolución emocional es no aferrarnos a nuestras ideas preconcebidas.

Si verdaderamente estamos dispuestos a avanzar para materializar nuestros deseos, sin tanto sufrimiento y ansiedad, no nos queda más remedio que tolerar la incertidumbre, disfrutando del proceso y aceptar lo que suceda manejando la frustración.

Entonces, insisto, es imprescindible practicar el desapego para lograr nuestros sueños con mayor serenidad y sin obsesión por obtener un determinado resultado. Cuando tengas tropiezos que te hagan pensar con dejarlo todo porque te sientes miserable, recuerda la historia de tu amiga que lloraba lágrimas a mares cuando su pareja le dejó, sin saber que al poco tiempo conocería el amor de su vida. O cuando a un amigo lo despidieron de un trabajo en el cual no era tan feliz, sim embargo se lamentaba desdichado, y a los meses lo contrataron en la empresa de sus sueños.

La vida para cada quien es como es y punto, por eso no hay envidia que valga pues ésta solo nos daña emocionalmente. No desees lo de otros pues no sabes cómo es su vida en realidad y a cada quien le corresponde lo suyo. Dedícate a fluir sin tanta resistencia, siempre activo, pero sin apego, créeme que eso te hará la vida más amable.

En consecuencia, el desapego implica confianza y rendirse a la sabiduría de algo más grande que nosotros mismos, “algo maravilloso” que para mí Dios.

¿Qué las cosas no salen como deseabas o planeabas? ¡No pasa nada! Improvisa… siempre habrá un camino, si no te cargas de tanta tensión seguro pensarás mejor. Esto implica contemplar la vida desde un ángulo nuevo, desde la confianza y siempre aceptando salir de tu zona de confort.

Finalmente…

Me encantó esto que leí: “Tener expectativas es humano. Restarles importancia es divino. Si esperas que la Realidad se ajuste siempre a tus expectativas, vas a sufrir. Aprende a quitar importancia a tus deseos y expectativas, considera que muchas pueden derivarse de un ego agrandado. Nuestro gran aprendizaje existencial, soltar y volver a soltar, esta es una tarea diaria porque se olvida con facilidad.

¿Cuántas veces estamos presos de nuestras propias expectativas o las de otros? ¿Cuántas veces tomamos decisiones incorrectas por miedo al fracaso? Reflexiona y no permitas que tus expectativas apaguen lo que te dice tu intuición.

Resulta muy sano, natural y conveniente aspirar a algo mejor para avanzar en la vida. Lo malo es darle mucha importancia a esos deseos y creer que todo será como lo soñamos ya que como te lo escribí varios párrafos antes, la realidad es como es, nos guste o no, debemos estar preparados para las decepciones.

Cuando superamos el apego, nos relajamos y nos abrimos a otras posibilidades que incluso pueden ser mejor de lo que imaginamos. Por ello cerrarnos a la realidad, limita el abanico de posibilidades y sufrimos. Confiar en el Universo, vive desde el gozo o el amor y, déjate sorprender positivamente.
¿Y si nada de lo que esperamos está en los planes del Universo? Y si ¿el Universo tiene otros planes mejores para nosotros? Y repito con humildad y aceptación, las cosas no son siempre como deseamos que sean, pero siempre son como tienen que ser.

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