Por María Laura García
¿Estás cansado todo el tiempo? Hoy te voy a dar mis trucos para recuperar toda esa energía que gasto a diario persiguiendo mis sueños y haciendo el trabajo que tanto me gusta. Para comenzar y como un abre boca, ten en cuenta que el estrés acelera la pérdida o falta de energía y eso, te hace menos productivo y feliz.
Si no sabemos administrar y optimizar la energía, incluso, podemos tender a desaprovechar el tiempo que es nuestro recurso más valioso por ser muy limitado.
¿Por qué la energía es tan importante?
Porque es necesaria para poder accionar, es el combustible que necesitamos para hacer todo lo necesario para alcanzar nuestros objetivos sean los que sean, por ello es importante potenciar la energía y hacerla rendir, porque a diferencia del tiempo, es un recurso que si podemos expandir.
Si se siguen una serie de hábitos (mi palabra preferida porque son “clave”), puede expandirse ¡Buena noticia! Ahora bien, debes estar muy atento y también saber que, a lo largo del día, suele ocurrir precisamente lo contrario, se suceden una cantidad de malas prácticas que agotan de manera voraz la energía.
¿Qué nos lleva a malgastar la energía?
El desgaste del cuerpo por diversas razones, falta de actividad física, mal dormir, escaso balance emocional, las conversaciones tóxicas, la dispersión o falta de orden, estar permanentemente en modo multitarea o el vivir sumergido en las redes, en el celular y la computadora que pueden incrementar la pérdida de energía. Y no solo por el exceso de información sino por la abrumadora cantidad de ondas electromagnéticas.
Te has preguntado por qué hay días en los que piensas que no sabes de dónde sacarás fuerzas para arrancar la jornada e incluso que hubiera sido mejor no levantarte, y te cuesta enormemente hacerlo; mientras que, otros días eres capaz de motivar y movilizar a un regimiento, es decir, que te sobra la energía para todo.
Por consiguiente, debemos enfocarnos en aprender herramientas para evitar el desgaste físico y emocional que contribuyen a nuestra pérdida de energía. El cansancio físico, mental, emocional y algo mucho más importante la “carencia de motivación” pueden hacer que el día rinda menos de lo esperado, así que muy pendientes de esto.
El diccionario define la energía como la “capacidad y fuerza para actuar física o mentalmente”, es decir, que es la “capacidad” para realizar un trabajo, y para ser “eficaz”, que es el poder o virtud para obrar, hay que tener mucha de esa energía.
Cuando esta energía flaquea, acometemos las tareas diarias con deficiencia y cumplir con esas obligaciones puede convertirse en un absoluto desafío, más aún, si el tiempo es también escaso.
Así de sencillo: “Si no duermo bien, tendré dificultades físicas para hacer mi trabajo orgánicamente y mentalmente y por muy bien que administre mi tiempo, no voy rendir lo suficiente como para obtener mis objetivos.
Mis herramientas para gestionar responsablemente la energía…
Dicha gestión es directamente proporcional a nuestros hábitos de cuidado del cuerpo y la salud, más de nuestra higiene mental y emocional.
Cuidado de las emociones, el orden y programar una agenda…
Para comenzar, nuestro estado de ánimo y salud emocional, son los primeros determinantes de lo que serán nuestros niveles de energía, es decir, el estado de ánimo influye 100% en la vitalidad que tenemos para afrontar las demandas cotidianas. Aquí está una de las claves para gestionar nuestra energía.
Por eso, iniciar el día meditando, o relajándonos de diversas formas es muy útil para que nuestros pensamientos no nos roben fuerzas, pues habrá organización mental. “El caos nos resta energía”. Hay prácticas, que si se programan con precisión ayudan a rendir la energía. Sólo el trabajo que hagamos en óptimas condiciones mentales será de buena calidad y dará lugar a mejores resultados. Es más, si iniciamos el día con buen pie, es muy probable que esa energía se extienda a la tarde.
Los hábitos ya conocidos …
Comer poco, y a menudo, dormir bien, hacer ejercicio y alimentarse de forma saludable, que son hábitos que suelen olvidarse cuando existen muchas responsabilidades o exceso de trabajo; deben ser parte de nuestra rutina. Ten en cuenta que si no incorporamos estas costumbres se nos dificultará además, tener balance emocional, un buen poder de atención o concentración y, por supuesto, a su vez experimentaremos una gran merma energética.
Un simple ejemplo, el que dividas dos de tus comidas diarias más importantes en otras más pequeñas y tomes pequeñas comidas cada 3 horas ayuda a estabilizar los niveles de glucosa y evitar sus picos o bajadas, que influyen directamente en nuestra energía. Si no te alimentas bien, piensas mal, y si piensas mal consumes mas energía, así que TODO es importante.
El descanso…
Pequeñas pausas o descansos a lo largo del día son necesarios para mantener y optimizar los niveles de energía, es decir, cada hora y media a dos horas, debemos hacer pausas cortas para aprovechar al máximo nuestra energía. Hacia el final de cada ciclo de dos horas, el cuerpo comienza a anhelar un período de recuperación mental; y envía señales: bostezos, hambre y dificultad para concentrarse. Para evitar dicho agotamiento yo me levanto del escritorio, camino, busco y tomo agua, me asomo a la ventana, llamo a mi mamá, etc..
Controlar las emociones…
El desgaste emocional merma mucha energía, de modo que hay que procurar buscar la calma y el equilibrio. Las relaciones y las conversaciones tóxicas restan energía. Pero, en esto del mundo emocional, no se sabe que fue primero, si el huevo o la gallina, porque de la falta de recuperación física y mental también manan emociones negativas. Un circulo vicioso en el cual debemos meter el foco.
Sólo el trabajo que hagamos a pleno rendimiento mental, manejando la ansiedad, la angustia y el miedo, por tanto, en óptimas condiciones, es el que será de buena calidad.
Debemos evitar estar todo el tiempo en modo multitarea…
Aunque parezca que hacer muchas cosas a la vez es una forma de ser más afectivos, muchas veces el resultado es el contrario al esperado. Esto se debe a que el cambio del foco de atención, de una tarea a otra, acarrea el coste de tardar más haciendo algo o que este algo salga mal. Lo ideal es terminar siempre una tarea antes de iniciar la siguiente.
Encuentra siempre una motivación…
El aburrimiento, la falta de propósito o la procrastinación son otro tipo de ladrones de energía. Por ello, busca aquello que te apasione en los distintos ámbitos de tu vida para que nunca hagas las cosas con obligación sino con gusto y amor, eso te permitirá cansarte menos.
¡Hasta la próxima!
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