Por la Dra. Carmen Mantellini
No todos sufrimos con el peso. Probablemente cada uno conoce a alguien que puede comer lo que quiera sin que eso impacte su peso corporal y seguro también tendremos a alguien que por el contrario sufre horrores porque debe controlar y restringir cada comida. Lo cierto es que para todos el peso, el ideal o el exceso forman parte de la conversación.
Esta presencia constante del peso se hace evidente en la actual revolución en medios y en redes sociales de las drogas que ayudan a bajar de peso, no sólo disminuyendo el apetito, sino también disminuyendo las porciones de comida que logramos ingerir. Esta misma viene acompañada de ejercicios intensos y obsesión por el tipo de alimento que ingerimos.
A la par, la vida moderna, quizás por el apego a las redes sociales y a los dispositivos electrónicos tiene un impacto en la atención con incidencia alarmante en los diagnósticos de déficit de atención en niños, adolescentes y adultos. Y aunque parezcan elementos aislados, lo cierto es que las medicaciones, bien sea para controlar el peso, perder grasa corporal o recuperar la capacidad de atender y funcionar tienen un elemento en común: la disminución del apetito, la disminución en la ingesta de comida y pérdida consecuente de peso.
Cuando el peso corporal cae rápidamente, en el que el balance entre energía que ingerimos y que quemamos está en negativo, el ciclo menstrual suele suspenderse. Si bien no existe un umbral común para todas y hay cuerpos que responden más rápidamente que otros, lo cierto es que se genera un metabolismo de estrés, con altos niveles de cortisol y la pérdida en la secreción de las hormonas que estimulan al ovario y que permiten que ocurra el ciclo menstrual.
Cómo me gusta explicar en la consulta, la materia prima de las hormonas sexuales se usa para producir hormona de estrés, lo que detiene consecuentemente los ciclos menstruales. Si bien algunas pueden pensar que sea beneficioso, el peligro es que si se mantiene de forma crónica, los niveles de estrógenos caen a niveles muy bajos que impactan la salud mental, de los huesos y el bienestar general. Aunque la paciente no vea ciclos menstruales, la pérdida rápida de masa corporal, sobre todo de masa muscular, la pone en riesgo de padecer osteoporosis y caídas, lo que aumenta a su vez el riesgo de fracturas, sin importar la edad.
Si estás tomando algún medicamento que afecta el apetito, es importante el acompañamiento ginecológico para diagnosticar a tiempo cualquier alteración en los ciclos que pueda prevenirse o sustituirse para evitar complicaciones a futuro.
Para conocer más de este tema visita mis redes sociales @Dramantellini.
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