Por la Dra. Carmen Mantellini
El virus de papiloma humano o VPH es el responsable de la infección de transmisión sexual más frecuente en la actualidad. Cada vez más hemos ido aprendiendo sobre las consecuencias de su infección, afortunadamente en la mayoría de las veces es asintomáticas y sin secuelas.
En algunos pacientes la infección por este virus puede expresarse temporalmente como verrugas, que afortunadamente en la mayoría de los casos, se caen espontáneamente en aproximadamente 3 semanas e incluso como lesiones que cambian el color de la piel vulvar, que actualmente se consideran como lesiones transitorias secundarias al efecto viral, sin ninguna importancia clínica.
En la vida moderna, la mujer ha venido adquiriendo hábitos de vida diferentes a los que tenía en el pasado. Las mujeres tienen más parejas sexuales, consumen alcohol y cigarrillo mucho más frecuentemente que en el pasado. Con cada pareja sexual tenemos una nueva oportunidad de contagio no solo con el VPH, sino también con otros gérmenes de transmisión sexual, pero que generó un mayor número de casos de lesiones vulvares asociadas al VPH.
Inicialmente se extrapoló lo que sabíamos del VPH en el cuello uterino a la vulva, catalogándose a las lesiones como lesiones premalignas por grados según su probabilidad o no de desarrollar un cáncer, pero ante el aumento de lesiones en mujeres muy jóvenes en los que la vulvectomía o resección de lesiones extensas de la vulva era incompatible con el bienestar de las pacientes y la salud sexual.
Siguiendo la evolución de esas lesiones en ese grupo de pacientes, finalmente la Sociedad Internacional de las enfermedades de la vulva (ISSVD) llegó a un consenso en el cual, las lesiones de infección viral transitoria simplemente se observan y sabemos que suelen pasar sin tratamiento.
Las lesiones de alto grado, también llamadas VIN usual, se tratan con medicamento en crema local por tiempo prolongado, quedando la resección quirúrgica únicamente para aquellas lesiones localizadas residuales posterior al tratamiento médico.
Esto definitivamente son buenas noticias que impacta a estas pacientes y que ha permitido seguir brindando calidad de vida. Así que debemos seguir reforzando la vacunación masiva de todos a partir de los 9 años y hasta los 26 años de edad. En adultos por encima de esa edad, acordando con su médico tratante, evaluando las indicaciones y los riesgos y beneficios.
La infección persistente por VPH es un factor de riesgo no sólo para el cáncer vulvar, sino también de cuello uterino, vagina, garganta, entre otros. Para conocer más sobre este y otros temas te espero en @dramantellini.
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