Por María Laura García
Simplemente agradecer es apreciar esas pequeñas cosas que a diario vivimos y que por cotidianas damos por sentado y no valoramos ¿Disfrutas tu primer café después de despertar? ¿Un día con sol o los colores maravillosos que nos regala su puesta cada tarde? ¿Notas la magia que te regala una sonrisa o unos buenos días? ¿Percibes lo increíble que es poder levantarte cada mañana a trabajar, cuando hay tantos que no pueden dar un solo paso?
Dar las gracias por todo aquello que recibimos de la vida sea porque luchamos por eso o simplemente porque suceden de forma natural es fundamental ya que nos da una paz emocional que nos hará más fácil vivir. Porque agradecer no significa obviar que sobrevivir en el mundo actual es muy demandante o retador.
Todos los días recibimos infinidad de pequeños miligramos que no notamos hasta que nos enfermamos, o perdemos a un ser querido o un trabajo o hasta que nos sucede algo sustancialmente negativo. En esos momentos aplica la tan repetida frase: “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”. Cuando esto sucede es cuando te preguntas: ¿Cómo es posible que no haya notado lo bueno que es …?
¿Cómo comenzar a agradecer?
Para adoptar este gran hábito debemos aprender a vivir en el aquí y el ahora; y afinando nuestra sensibilidad. En lo que a mí respecta, en la mañana y en la noche, analizo lo que puedo hacer, lo que haré e hice, lo que me sucede, lo que me dieron o me dijeron, pues partiendo de esa conciencia plena es que me doy el espacio para ver lo bueno que acontece y lo malo que debo superar o enmendar.
De vez en cuando, también es útil escribir todo aquello por lo cual puedes sentirte bien diariamente y, además, comienza a dar las gracias a los demás, hazles ver que los valoras. Ten gestos de generosidad con aquellos que te rodean.
No hay nada más mágico que la gratitud para sanar nuestro espíritu y volvernos más positivos; y pasado el tiempo, cuando en ti el agradecimiento se vuelva un hábito te garantizo que tus días serán mucho más gratos con menos, es decir, con la mirada de otra persona, las sonrisas que se reciben y se dan, con el abrazo que llega en el momento oportuno, con el recibir un mensaje vitamina o una llamada de alguien que aprecias o hasta por el respirar el aire fresco en medio de la naturaleza.
Al tomar consciencia de absolutamente todo, porque estás super conectado con el presente, no en lo que pasó o en lo que tienes que hacer o tener, se abrirá un abanico de posibilidades para comenzar a gozarte cada instante de forma única.
Está comprobado científicamente que la gratitud es uno de los cimientos más fuertes para edificar nuestra salud mental y nace precisamente de la inteligencia emocional más de la humildad como una actitud de apertura a seguir aprendiendo.
Finalmente…
Me “robo” este pensamiento para cerrar…
“Una presencia agradecida es consciente de lo bello, lo verdadero y lo virtuoso. Lo vive y lo siente. Lo transmite y lo agradece. Sabe que desde la queja y las culpas no se transforma positivamente. Al agradecer la persona genera bienestar a su alrededor, creando un espacio de comodidad. Cuando estás con alguien que vive apreciando y agradeciendo, te sientes revitalizado, como si te diera alas para abrirte y ser.” (Miriam Subirana)
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