Este viernes el parlamento ruso aprobó por gran mayoría una polémica ley que atenta contra los derechos de las personas transgéneros en ese país. En concreto, la nueva legislación prohíbe las transiciones de género y la adopción de niños por transexuales.
“Esta decisión protege a nuestros ciudadanos, a nuestros niños”, declaró en redes sociales el presidente de la Cámara Baja del Parlamento, Viacheslav Volodin.
En un comunicado publicado por el Parlamento precisa que la nueva legislación prohíbe “toda intervención médica” para las reasignaciones de género. Esto se enfocaría particularmente las operaciones quirúrgicas y las terapias hormonales. También quedó prohibido el cambio de sexo en los documentos de identidad.
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No obstante, el texto contempla algunas excepciones. Estas se autorizarían bajo evaluación de una comisión especial, que permitiría esas intervenciones quirúrgicas en casos de “anomalías congénitas” en niños, durante la formación de sus genitales.
El vicepresidente del Parlamento y ponente del proyecto de ley, Piotr Tolstoi, dijo que esta medida no es retroactiva. Por lo tanto, las personas transgéneros rusas que ya han adoptado niños no perderán la custodia.
GIRO ULTRACONSERVADOR DE LA SOCIEDAD RUSA TRAS INVASIÓN A UCRANIA
Dicha decisión se tomó en pleno giro ultraconservador de la sociedad rusa, que se acrecentó tras la invasión a Ucrania iniciada en febrero de 2022.
Ya los cambios de estado civil, las operaciones quirúrgicas para reasignación de sexo y los tratamientos hormonales se habían hecho accesibles en la nación euroasiática tras la disolución de la Unión Soviética, por lo que esto puede considerarse como un retroceso.
Desde que se inició la ofensiva contra Ucrania, las autoridades han multiplicado las medidas conservadoras, especialmente contra los LGTB+, argumentando que quieren eliminar comportamientos que consideran desviados e importados de Occidente.
APROBACIÓN DE LA CÁMARA ALTA ¿SIMPLE FORMALIDAD?
El proyecto de ley resultó aprobado en tercera y última lectura, pero ahora debe quedar validado por la Cámara Alta del Parlamento de ese país.
Posteriormente pasará a manos del Consejo de la Federación, y luego debe ser firmado por el presidente Vladimir Putin para entrar en vigor.
No obstante, estas etapas son vistas como simples formalidades, debido a la amplia mayoría oficialista del Parlamento.
