La sede del periódico ‘Rondonia o Vivo’ en Porto Velho, capital de estado brasileño de Rondonia, fue atacada a tiros este sábado, un hecho que al parecer está relacionado con grupos de ultraderecha de la región que no aceptan la derrota de Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales.
En un comunicado publicado en su página web, el medio de comunicación señaló que recibió amenazas por denunciar como antidemocráticas manifestaciones de un grupo bolsonarista por los resultados de la primera y segunda vuelta de los comicios, realizadas el 2 y el 30 de octubre.
El ataque ocurrió en la madrugada de este sábado y ningún empleado resultó herido. No obstante, la puerta principal, de vidrio, y las ventanas resultaron destruidas por los tiros.
Imágenes grabadas por las cámaras de vigilancia registraron el momento en que un hombre vestido de negro y con capucha se acercó a la sede. El atacante miró a ambos lados de la calle y disparó sin freno en varias oportunidades. Después abandonó el lugar.
De acuerdo con el comunicado de ‘Rondonia o Vivo’ fueron recogidos 20 casquillos de una pistola calibre 9 milímetros en los alrededores de la sede.
O atentado ao Portal Rondônia ao Vivo. O homem se aproxima e atira contra a sede do informativo que cobria os atos antidemocráticos no estado. Todo ataque à imprensa livre é um ataque à democracia. pic.twitter.com/ymA8Gou1QF
— Sandro Barboza (@Osandrobarboza) November 12, 2022
BRASIL POLARIZADO
Las presidenciales de Brasil, fueron las elecciones más polarizadas en la historia del país. El izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva resultó elegido por un estrecho margen.
En la segunda vuelta de los comicios, Lula obtuvo el 50,9 % de los votos frente al 49,1 % de Bolsonaro. Varios grupos de ultraderecha se niegan a aceptar estos resultados.
Trece días después de las elecciones, Bolsonaro todavía no ha terminado de reconocer claramente su derrota.
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Sin embargo, el Gobierno lleva adelante, desde la semana pasada, el proceso de transición con el equipo designado por Lula.
Aún así, desde el día después de las elecciones, numerosos grupos de ultraderecha insisten, sin prueba alguna, en que la victoria de Lula fue producto de un fraude y siguen acampados a las puertas de cuarteles del Ejército, en varias regiones del país, exigiendo un «golpe militar» que impida la investidura del izquierdista, prevista para el 1 de enero.