Este domingo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva salió del Hospital Sírio-Libanês, en São Paulo, donde estuvo internado desde el martes pasado tras sufrir una caída en su residencia que le ocasionó una hemorragia interna en la cabeza.
Con un sombrero cubriendo el vendaje y una sonrisa en el rostro, Lula saludó a la prensa y al público que lo esperaba afuera. El mandatario se dirigió a su residencia en Alto de Pinheiros, donde deberá permanecer en reposo hasta el jueves 19, según indicaciones médicas.
Minutos antes de abandonar el hospital, Lula sorprendió al presentarse en la rueda de prensa de sus médicos, acompañado por la primera dama, Janja da Silva. Visiblemente emocionado, abrazó al equipo médico, posó para fotos y dedicó un breve discurso de agradecimiento, informó la web de la Asamblea Legislativa del Estado de Piauí.
“Dios fue muy generoso al cuidarme cuando me caí en el baño”, expresó el mandatario en un tono distendido, aclarando con humor un malentendido sobre las circunstancias de su accidente. “Me propuse explicar por altavoz que no me estaba cortando la uña del pie. Me estaba cortando la uña y estaba sentado. Ya me había cortado la uña, ya me había limado la uña y cuando fui a guardar el maletín, en lugar de levantarme y abrir la mesa, intenté alejar mi trasero del banco. El banco era redondo, se acababa y mi trasero no se levantaba y me caía. Y me golpeé la cabeza con el jacuzzi».
Lula relató que inicialmente creyó estar completamente recuperado y retomó su rutina, incluyendo viajes oficiales y ejercicios físicos. Sin embargo, los síntomas aparecieron días después, culminando en una cirugía de emergencia para drenar el hematoma.
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“Solo entendí la gravedad del asunto después de la cirugía”, confesó el presidente. A pesar de seguir sintiendo ligeros dolores en la cabeza, Lula mostró gratitud por el cuidado recibido y destacó la importancia de seguir las recomendaciones médicas. Con un toque de humor, bromeó sobre su vendaje: “No quiero que lo vean porque, aunque soy guapo, este vendaje me pone un poco feo”.
El presidente enfatizó su compromiso con el autocuidado y anunció que pasará las fiestas de fin de año en casa, evitando actividades intensas y viajes largos.
Asimismo, Lula aseguró sentirse listo para retomar sus labores, aunque bajo ciertas restricciones. “Tengo mucho trabajo por hacer. Mi compromiso es dejar este país mejor que como lo encontré”. También reafirmó su deseo de longevidad: “Reclamo el derecho a vivir hasta los 120 años”.
El próximo jueves se le realizarán nuevas pruebas, incluida una tomografía de control, para determinar si puede regresar a Brasilia. Por el momento, el mandatario trabajará desde su residencia en São Paulo y se limitará a viajes cortos en avión, mientras los internacionales permanecen suspendidos.