Delincuentes detonaron explosivo frente a una casa en Perú y dejaron una espeluznante nota sobre los venezolanos

Angel David Quintero
3 Min de Lectura
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Delincuentes detonaron un artefacto explosivo en la puerta de una vivienda en la urbanización Jardines de Carabayllo, en Lima y dejaron tres cartas con mensajes amenazantes exhortando a los propietarios de inmuebles a no alquilar viviendas a los migrantes venezolanos.

Los antisociales advirtieron en los textos que de no acatar la orden habría represalias futuras. Según información de los vecinos y las autoridades locales, la explosión destruyó parte de la puerta principal, afectó la vereda y dañó la tapa de una caja de gas.

Dentro de la casa, en el momento del ataque, se encontraban cuatro menores de edad y una persona de la tercera edad. La propietaria, expresó su sorpresa y temor ante la situación. “Estoy en shock, no puedo asimilar todo esto. Yo no alquilo domicilios, aquí solo vive mi familia, mis hijos y yo”, explicó en una entrevista con Buenos Días Perú.

Una de las cartas dejada por los delincuentes decía lo siguiente: «Esto es una advertencia a todos los venezolanos y para todos los que están extorsionando y matando a la gente de las empresas y negocios en general. A las empresas que dan trabajo a los venezolanos también les va a pasar lo mismo. Esto va para los que alquilan casa. Justicia popular».

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Otra misiva decía: “No más venezolanos extorsionadores, matones. Dejen de alquilar casa a venezolanos. Justicia popular”. Asimismo, reiteraban la amenaza para quienes alquilaban casas a los migrantes.

Las autoridades de la Policía Nacional del Perú (PNP) llegaron al lugar poco después del ataque y recabaron pruebas de la escena, mientras que agentes de la policía tomaron declaraciones a los afectados y vecinos del área. Se espera que las cámaras de seguridad cercanas al lugar puedan ayudar a identificar a los responsables de este ataque. La familia residente de la vivienda afectada afirmó que nunca había recibido amenazas previas, a pesar de que manejaban un pequeño negocio de comida en la propiedad.

El temor se extendió rápidamente entre los habitantes del vecindario, quienes mostraron su preocupación por la inseguridad creciente y la xenofobia implícita en las amenazas recibidas.

La familia afectada reiteró que no había alquilado habitaciones a extranjeros ni había tenido contacto previo con grupos delictivos organizados.

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