La reciente incautación del buque superpetrolero Skipper por parte de Estados Unidos cerca de las costas venezolanas, en el mar Caribe, marca un nuevo capítulo en la creciente tensión entre Washington y Caracas.
El buque, interceptado esta semana bajo una orden de incautación, transportaba cerca de 1,85 millones de barriles de crudo Merey, un tipo de petróleo pesado producido en Venezuela.
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Según fuentes citadas por Reuters, la embarcación se dirige ahora hacia Houston como parte de la estrategia estadounidense de presión contra Nicolás Maduro.
Sin embargo, el Skipper, clasificado como un Very Large Crude Carrier (VLCC), enfrenta limitaciones técnicas para ingresar directamente al puerto de Houston debido a su tamaño, detalló el medio de comunicación.
Por ello, deberá anclar en las cercanías y transferir su carga de crudo a buques más pequeños antes de que el mismo pueda ser descargado en tierra. Este procedimiento, aunque habitual para embarcaciones de gran calado, refleja la magnitud del cargamento y el interés de las autoridades estadounidenses en asegurar su control.
Today, the Federal Bureau of Investigation, Homeland Security Investigations, and the United States Coast Guard, with support from the Department of War, executed a seizure warrant for a crude oil tanker used to transport sanctioned oil from Venezuela and Iran. For multiple… pic.twitter.com/dNr0oAGl5x
— Attorney General Pamela Bondi (@AGPamBondi) December 10, 2025
LO QUE DICE LA CASA BLANCA
La Casa Blanca confirmó este jueves, 11 de diciembre, que el petrolero sería trasladado a Estados Unidos. Explicó, que una vez en el país norteamericano, su cargamento de crudo quedaría confiscado bajo un procedimiento legal específico.
La portavoz o secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, subrayó que la acción responde a un marco jurídico previamente establecido y el decomiso se realiza conforme a las sanciones internacionales vigentes contra el régimen iraní.
“Hay un proceso legal para la confiscación de ese petróleo, y ese proceso legal será llevado a cabo”, insistió la funcionaria estadounidense.
Leavitt describió al Skipper como un “buque fantasma”, sancionado previamente por transportar petróleo iraní hacia mercados clandestinos.
La funcionaria enfatizó que Washington no tolerará que embarcaciones sancionadas continúen operando en el hemisferio occidental.
Según sus declaraciones, los beneficios de estas operaciones ilícitas estarían vinculados al financiamiento de actividades de narcoterrorismo y regímenes considerados ilegítimos por Estados Unidos.
“No vamos a permanecer quietos y ver cómo buques sancionados navegan con crudo de contrabando. Sus beneficios sirven para alimentar el narcoterrorismo de regímenes ilegítimos”, sostuvo Leavitt.

