El exdirector del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) James Comey negó este viernes, 26 de septiembre, los cargos penales presentados en su contra por el Departamento de Justicia y prometió enfrentar el proceso judicial sin temor.
“No tengo miedo”, afirmó en un video difundido en redes sociales, en el que también expresó su confianza en el sistema judicial federal.
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Las acusaciones, que incluyen obstrucción de la justicia y declaraciones falsas al Congreso en el 2019, surgen en medio de una supuesta ofensiva política del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, contra sus críticos más visibles.
En concreto, fiscales federales lo acusaron de hacer declaraciones falsas y obstrucción de la justicia en el marco de la investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, las cuales ganó el mismo Trump.
La fiscal federal Lindsey Halligan, designada por Trump días antes, señaló que Comey podría enfrentar hasta cinco años de prisión en caso de ser hallado culpable.
“Mi familia y yo sabemos desde hace años que enfrentarse a Donald Trump tiene un coste, pero no podríamos imaginarnos viviendo de otra manera. No viviremos de rodillas, y tú tampoco deberías hacerlo”, sostuvo el exfuncionario.
«Alguien a quien quiero mucho dijo hace poco que el miedo es la herramienta de un tirano, y tiene razón. Pero yo no tengo miedo, y espero que tú tampoco. En cambio, espero que estén comprometidos, que presten atención y que voten como si su amado país dependiera de ello, que así es», agregó.

UN GRAN CRÍTICO DE TRUMP
Comey, quien fue despedido por Trump en 2017, ha sido un crítico constante del mandatario, calificándolo en el pasado como “moralmente inepto” para el cargo.
La imputación en su contra ha generado una ola de críticas por parte de expertos legales y figuras políticas, quienes advierten sobre el «uso del poder presidencial para perseguir enemigos políticos».
El fiscal original del caso, Erik Siebert, renunció tras «presiones internas». Fue reemplazado por Halligan, quien para adversarios de Trump carece de experiencia como fiscal federal.
Lo cierto, es que esta secuencia ha alimentado las sospechas de que el proceso contra Comey responde más a una «vendetta política» que a una búsqueda legítima de justicia.
Sobre todo, porque Siebert había informado a los dirigentes del Departamento de Justicia que no había evidencias suficientes para presentar cargos contra Comey ni contra la fiscal general de Nueva York, Letitia James, otra de las funcionarias cuestionadas por Trump tras impulsar demandas civiles en su contra.