La sociedad portuguesa está indignada por el caso de un niño de apenas nueve años, al que varios compañeros de su colegio le amputaron dos dedos de la mano en una escuela del distrito de Viseu.
Los hechos se dieron el lunes, 10 de noviembre, en la Escuela Básica Fonte Coberta de Cinfães, a unos 130 kilómetros de Oporto. El caso salió a la luz cuando la madre del niño, Nívea Estevam, denunció en redes sociales lo ocurrido.
Presuntamente, la brutal agresión ocurrió una hora y media luego del comienzo de clase, cuando el niño ingresó al baño. No se percató que dos compañeros le siguieron y cerraron la puerta de golpe.
Los agresores presionaron la puerta hasta amputarle los dedos al niño. El pequeño requirió atención de primeros auxilios en el colegio y, casi una hora después, fue trasladado de emergencia a un hospital cercano.
DENUNCIAN EL CASO
La docente llamó a la madre del niño y le dijo que el pequeño «estaba jugando» con sus compañeros cuando ocurrió el siniestro. Desde el colegio aseguran que se trató de un accidente y que se trató de una «broma».
Cuando la madre llegó al colegio, encontró a su hijo gritando de dolor con una venda en la mano y una mordaza en la boca. Aunque el niño pasó unas tres horas en el quirófano, no lograron reimplantarle los dedos amputados.
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Las autoridades locales pusieron en marcha una investigación, pero la escuela ratifica la versión de que fue un accidente. Los servicios sociales, por su parte, le dijeron a la madre que el proceso podría durar entre cinco y seis meses.
La brutal agresión no se trataría de un caso aislado, puesto que el niño era víctima de bullying por «ser brasileño, negro, con sobrepeso y nuevo», sufriendo golpes en el cuello, tirones de pelo, patadas y estrangulamientos. El colegio nunca tomó medidas al respecto.

