Ruanda se convirtió en el tercer país africano en llegar a un acuerdo con la administración del presidente de Estados Unidos Donald Trump para aceptar migrantes deportados.
El gobierno ruandés confirmó esta semana que aceptará hasta 250 deportados para su reasentamiento, aunque no se precisaron fechas de llegada ni los términos del acuerdo. Tampoco se ha informado oficialmente si Ruanda recibirá algún tipo de compensación económica o beneficio político a cambio de aceptar a los migrantes.
Este acuerdo se produce tras el colapso de un anterior convenio entre Ruanda y el Reino Unido, en el que se planeaba trasladar a solicitantes de asilo desde territorio británico. El plan lo declaró ilegal el Tribunal Supremo del Reino Unido y terminó costando a los contribuyentes británicos cerca de mil millones de dólares, incluyendo unos 300 millones entregados a Ruanda sin devolución.
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A diferencia del fallido acuerdo con Londres, el gobierno ruandés aseguró que las personas deportadas desde Estados Unidos serán reasentadas permanentemente y tendrán acceso a capacitación laboral, atención médica y asistencia con vivienda.
Este movimiento forma parte de una estrategia más amplia impulsada por la administración Trump, en la que Estados Unidos ha deportado migrantes a países africanos con los que no tienen vínculos claros, utilizando acuerdos en gran parte confidenciales.
DEPORTACIONES A SUDÁN Y ESUATINI
Antes del acuerdo con Ruanda, EEUU ya había enviado a ocho hombres, provenientes de Sudán del Sur, Cuba, Laos, México, Myanmar y Vietnam, a Sudán del Sur en julio, luego de que una disputa legal demorara sus deportaciones y pasaran semanas detenidos en un contenedor acondicionado dentro de una base militar en Yibuti.
Funcionarios estadounidenses alegaron que los deportados eran delincuentes violentos, pero el gobierno de Sudán del Sur se ha negado a proporcionar detalles sobre su paradero actual, en un país marcado por conflictos armados desde su independencia en 2011.
Dos semanas después, deportaron a otros cinco hombres originarios de Vietnam, Jamaica, Cuba, Yemen y Laos a Esuatini, un pequeño reino africano gobernado por una de las últimas monarquías absolutas del mundo.
Las autoridades de Esuatini afirmaron que los hombres permanecerían en régimen de aislamiento mientras se gestiona su repatriación, proceso que podría demorar hasta un año. Sin embargo, abogados de derechos humanos denunciaron que están detenidos sin acceso a representación legal y que ya cumplieron sus condenas en EEUU.
Ni el Departamento de Estado ni el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos han revelado los detalles de estos acuerdos con países africanos, incluyendo los criterios para seleccionar a los deportados o las condiciones negociadas con las naciones receptoras.
Expertos en política internacional señalan que estos países podrían estar obteniendo beneficios indirectos del gobierno de Trump, como ayuda económica, eliminación de aranceles, flexibilización de sanciones, o apoyo en foros internacionales, a cambio de aceptar migrantes que no son sus ciudadanos.