En un caso que ha conmocionado al condado de Horry, en Carolina del Sur (EEUU), la justicia condenó a Samantha Watts y su hijo Payton por el homicidio de Corey Adam Soles, un hombre de 29 años, quien se encontraba en silla de ruedas tras una fractura provocada por un ataque previo.
De acuerdo con la información de medios locales y reseñados por WECT, los hechos ocurrieron entre el 8 y el 9 de enero de 2023, cuando el hombre fue brutalmente golpeado durante horas por la madre y su hijo dentro de la vivienda familiar.
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La víctima, inmovilizada y sin posibilidad de defensa, murió sin recibir atención médica.
La investigación reveló que a Soles lo atacaron días antes. Específicamente, un hijo de la mujer llamado, Payton Watts, de 16 años en ese momento. Esta agresión le causó una fractura en la pierna derecha.
Esta lesión lo dejó en estado de vulnerabilidad, dependiendo de una silla de ruedas para movilizarse. En lugar de recibir cuidados, lo sometieron a una golpiza prolongada con objetos contundentes. Esto le provocó traumatismos fatales en la cabeza.
Lo que relataron las autoridades, es que ninguna persona en la casa pidió ayuda ni alertó a los cuerpos de emergencia, y todos permanecieron en el domicilio mientras Soles agonizaba.
El cuerpo de la víctima finalmente lo encontraron seis días después en una zona rural de Galivants Ferry. Estaba envuelto en lonas plásticas y con bloques de cemento amarrados al torso y las piernas, en lo que las autoridades describieron como un intento de ocultar el crimen.
La fiscalía destacó la crueldad del ataque e indiferencia de la familia, quienes continuaron con su rutina sin reportar la desaparición ni el fallecimiento de Soles.
En consecuencia, el juez Michael Nettles dictó una condena de 45 años de prisión para Samantha Watts y 35 años para Payton, ambos sin posibilidad de libertad condicional.
Otros dos hijos adultos de Samantha también fueron procesado. En concreto, Jonathan Watts (21), recibió una pena ajustada bajo la Ley de Delincuentes Jóvenes. Igualmente, Amber Watts (23), fue sentenciada a seis años de prisión en suspenso con cinco años de libertad condicional por complicidad posterior al hecho.
Aunque la causa del asesinato no se determinó con exactitud, la fiscalía señaló que Samantha Watts dirigía una estructura familiar vinculada a actividades ilícitas. Entre las cuales, se incluía la venta de drogas.
Se confirmó que la mujer utilizaba a sus hijos como ejecutores de violencia. Además de que Corey Soles vivía como conocido de algunos miembros de la familia dentro del domicilio de los Watts.