Por María Laura García
¿Te conoces de verdad? ¿Te das el chance de revisarte y entenderte? ¿Te sientes mal, aunque lo tengas todo?
Vivimos tan rápido que nos miramos poco internamente. Solemos evadir el revisarnos para así tener claro lo que verdaderamente sentimos, como si no fuese lo suficientemente importante. Estamos como en negación ¿Será porque quizás no queremos asumir que no estamos tan bien o porque somos poco tolerantes al dolor? Claro, es que sentirte mal te pone en minusvalía en un mundo que se muestra casi perfecto por las redes o completamente podrido, y preferimos estar en el primer extremo.
Ahora bien, lo malo de esto, es que el no prestarnos atención, nos impide entender que «lo natural es sentirnos mal de vez en cuando y que es necesario aceptarlo. Este es el primer paso para mejorar nuestro mundo interno, algo clave para tener salud mental, en medio de este caos de Venezuela y del mundo.
Socialmente para ser felices es mandatorio tener un buen trabajo, una economía relativamente holgada, tener familia, amigos e incluso cierto nivel de éxito o popularidad entre los nuestros. Es decir, esa felicidad se basa en el ‘tener’ y no en el ‘ser’. Creo que esta es la razón por la cual poco nos cuestionarnos o buscamos escucharnos internamente sobre qué es lo que queremos o lo que necesitamos realmente».
¿Tienes todo lo anterior, pero igualmente no te sientes bien? ¿Tienes la sensación de que algo no encaja en ti? O, por el contrario, ¿Te sientes incompleto porque no tienes todo lo que vende esta sociedad que es necesario para ser felices o exitosos? Y NO cabe duda que todas estas cosas o logros son necesarios para mantenernos con vida y para tener bienestar, «pero eso no significa que por el mero hecho de que “estén presentes o no en nuestra vida” debamos sentirnos completos o no. De hecho, muchas veces me he sentido mal, supuestamente teniéndolo todo. Es más ahora estoy en un bache; y es normal, lo ciertamente malo es no buscar el por qué.
Amigos, esta reflexión es tan solo una invitación a que te revises, honestamente y que, además, si te sientes mal, pues NO ESTÁ MAL, solo aprovecha este bajón natural para evolucionar y encontrar el balance gracias al autoconocimiento. A ver … ¿Qué te está haciendo falta?
Busca apoyo. Trabaja en lo que se pueda mejorar, y si no es posible, pues trázate otra meta y motívate de manera distinta. El tema es no quedarte mucho tiempo estático o paralizado o en desanimo y, que este malestar, a la larga, te enferme mentalmente.
Busca ayuda, porque sentirte vacío por mucho tiempo no suma. Recuerda se trata de SER no de TENER. Tienes que entender qué es lo que quieres verdaderamente y necesitas.
Si teniendo “todo”, sientes culpa por no estar bien y no lo asumes, dicha frustración se convierte en una emoción muy incapacitante y no cumple su función de moverte a la acción. E incluso, desde ese hueco no podremos procesar de manera realista ni lo bueno, ni lo malo.
Por último, considera que ese sentimiento de vacío o de tristeza sin motivo, puede deberse a una baja autoestima, o por el contrario que tienes expectativas muy altas, falta de conexión social, una alta autoexigencia, etc.. Busca ayuda porque cuando aparecen esas emociones nos dice que hay algo que ha roto el equilibrio y necesita ser restaurado.
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¿Por qué tristeza? ¿Qué está pasando en realidad?
La tristeza o sentirse desanimado, por períodos, puede ser común por diferentes motivos. Tal vez te sientas triste por haber perdido tu trabajo o la oportunidad de participar en algo importante. Tal vez no hayas visto a tus amigos, vecinos o familiares en mucho tiempo.
Sentirse mal puede hacer que estés paralizado emocionalmente o que te falte energía o ganas de seguir. Puedes sentir ganas de llorar o pues estar haciéndolo más a menudo; o estás durmiendo o comiendo más de la cuenta o muy poco. También pudieras estar tomando más alcohol de lo normal o social e incluso, han dejado de interesarte las actividades que solías disfrutar. Todo esto son BANDERAS ROJAS que debes atender, busca ayuda.
Repito, está bien no sentirse bien y aceptar tu dolor, no evadas y no debes juzgarte por ello, pero dale la prioridad a cuidarte a ti mismo. Busca el origen de tu malestar, revísate, sé consciente de cómo te sientes y mientras realizas alguna actividad que disfrutes, concéntrate en el aquí y el ahora, saborea el presente para descifrar tu mundo interno y en paralelo, mantente en contacto con otras personas, llama por teléfono o video chat, desahógate con personas que te faciliten encontrar respuestas y busca ayuda profesional si te sientes abrumado.
Recuérdate que este “bache” no lo será para siempre, el tiempo siempre acaba curando las heridas o lo que no está bien, todo puede mejorar.
Cuenta con alguna persona positiva de tu entorno con la que te puedes comunicar sinceramente. O escribe tus emociones para entenderlas mejor ¿No escribes? Prueba con alguna otra actividad, como bailar, pintar, cantar o escuchar música, ya que las actividades creativas sanan emocionalmente.
Mientras vives tu proceso emocional, puedes centrarte en tus propósitos. Habrá días que te levantes sin ganas de salir de la cama y otros que creas que no lo vas a conseguir, es normal, pero no te quedes quieto del todo pues no suma. Así que, disciplínate y márcate pequeños objetivos diarios. De esta forma, cada día obtendrás pequeñas dosis de motivación que te animarán para continuar en medio de este pequeñito tiempo de insatisfacción que será transitorio si te ocupas de sanar.
Finalmente, pide ayuda a un especialista si te sientes sobrepasado.
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