Recientemente, un estudio realizado por la Universidad de Nueva York, reveló niveles alarmantes de contaminación en el aire del metro de la ciudad.
Según los investigadores, las partículas contaminantes en el aire del metro son 10 veces más altas que los niveles recomendados por las autoridades sanitarias a nivel mundial.
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Este hallazgo ha generado preocupación entre los usuarios del metro, quienes buscan soluciones para mejorar la calidad del aire en este sistema de transporte tan vital para la ciudad.
El estudio destacó, que las partículas contaminantes, provienen principalmente del desgaste de los frenos, las ruedas y las vías del tren.
Estas partículas, conocidas como PM2.5, son lo suficientemente pequeñas como para penetrar profundamente en los pulmones y causar problemas respiratorios y cardiovasculares. Los investigadores también encontraron que las plataformas del metro tienen niveles de contaminación más altos que los vagones, lo que sugiere que los pasajeros están expuestos a mayores riesgos mientras esperan el tren.
Este problema de contaminación afecta desproporcionadamente a las personas de bajos ingresos, quienes suelen depender más del metro para sus desplazamientos diarios.
Estas personas pasan más tiempo en el metro y, por lo tanto, están más expuestas a los contaminantes. Además, muchas de estas comunidades ya enfrentan otros desafíos de salud, lo que agrava aún más el impacto de la contaminación del aire en sus vidas.
Las autoridades de la ciudad de Nueva York, según los investigadores, deberían reconocer la gravedad del problema. Esto para ir explorando diversas soluciones y así reducir la contaminación en el metro.
Entre las posibles medidas se incluyen la modernización de los sistemas de frenado y ventilación, así como la implementación de tecnologías de limpieza del aire en las estaciones y vagones. Sin embargo, estas soluciones requieren una inversión significativa y tiempo para ser implementadas de manera efectiva.