El presidente de EEUU, Joe Biden, hizo público su ultimátum a Israel sobre Rafah y no sería parte de su estrategia electoral, de cara a los comicios de noviembre.
El mandatario advirtió que una gran ofensiva israelí en la ciudad de Rafah (Franja de Gaza) provocaría el bloqueo del envío de armas estadounidenses. Se trató de una decisión que no fue fácil, pero no se tomó a la ligera.
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Tampoco apunta a una maniobra del mandatario demócrata ante las críticas por su gestión en política exterior.
De acuerdo con lo reseñado por CNN, los asesores de Biden explicaron que hay otras formas de perseguir a Hamas. Recalcaron, que la manera de ganar esta particular guerra, no pasa por invadir una ciudad a la que han acudido más de un millón de palestinos en busca de seguridad.
Sin embargo, sin dudas, hacer públicas esas advertencias era un paso que Biden llevaba tiempo dudando si dar.
¿Por qué? Hacerlo supondría un punto de inflexión y el mayor quiebre en los lazos entre Estados Unidos e Israel. Al menos, desde el inicio de la guerra en Gaza tras los ataques terroristas del 7 de octubre perpetrados por Hamas.
Pero pese a las advertencias estadounidenses, las Fuerzas de Defensa de Israel ya han establecido su presencia en Rafah a lo largo de su frontera. En concreto, han bloqueado dos puntos de entrada de ayuda y, además, advirtieron que se avecina una ofensiva mayor.
En consecuencia, la semana pasada, Biden firmó una pausa en el envío de 3.500 bombas a Israel. Los funcionarios de la administración temían que fueran lanzadas sobre Rafah.
¿POR QUÉ ISRAEL ESTÁ EN SU SEGUNDO PLANO PARA LOS VOTANTES?
La respuesta a esta pregunta parece sencilla. Los estadounidenses ahora mismo están más interesados en la evolución de la crisis económica interna.
Una encuesta de CNN en abril mostró que Biden tenía una calificación del 34% en economía (y del 29% en inflación).
Lo que dicen los votantes, es que las preocupaciones económicas son más importantes ahora al elegir un candidato, a diferencia de lo que fueron las últimas dos elecciones. Es decir, el tema de la política exterior está en un segundo plano y, además, está copado por el debate sobre la migración ilegal.